jueves, 19 de diciembre de 2013

Caligrama

Ella.

          Ella.

                    Ella.

                              Ella.

                                        Ella.

                                                  Se fue.

Sin rumbo


- Cuánto tiempo...
- Y que lo digas... ¿Qué tal todo?
- Bueno, tirando...
- ¿Tirando para bien o para mal?
- No te sabría decir, la verdad.
- Explíquese usted.*
- ¿A veces no te parece que caminas sin rumbo?
- ¿Sería muy incómodo que te pidiera otra explicación?
(Sonríen)
- En absoluto. No sé, tengo la sensación de que no se dónde voy. De hecho, tengo la sensación de que nunca he sabido hacia donde voy.
- Mmm.. ¿y qué te hace sentir que tienes que ir hacia algún sitio?
- Se supone que si caminas es para ir a algún lado, ¿qué sentido tiene sino?
- No siempre hace falta... ¿Qué tal si pruebas a darte un paseo?
- Oye... ¿estamos hablando de lo mismo?
- ¿Tú que crees?
- ¿Y qué? ¿Qué hago? ¿Ir por la vida sin metas? ¿Sin ambiciones?
- A veces nos pasamos más tiempo buscando metas y ambiciones que intentándolas. Las cosas simplemente pasan, me extraña que a estas alturas no te hayas dado cuenta de que no hay que buscar metas, no hay que buscar el amor, no hay que buscar la felicidad... Estas cosas vienen cuando menos te lo esperas.
- Eso es lo que se dice siempre. No me jodas, sabes que las cosas no vienen a ti por arte de magia.
- No es arte de magia, las cosas pasan por azar, es inútil luchar contra el azar.
- ¿Qué quieres decir, que no podemos hacer nada, que todo es aleatorio, ¿o qué?
- Hombre no, tampoco hace falta ir a tal extremo, pero sí que no vale la pena preocuparse tanto por el futuro cuando no deja de ser algo incierto.
- No sé, quizás tengas razón.
- Piénsalo, junta todas las horas que te has pasado pensando en lo mal que te va todo e imagina que te hubieras ido a dar un paseo.
- Me conocería la ciudad entera.
- ¿Y no es bonito conocer lugares nuevos?

Voy a tumbarme un rato

A medida que han pasado los años he echado de menos muchas cosas. Más de las que hubiera querido. Salir al parque a jugar, que las peleas se solucionaran con un apretón de manos... Muchas cosas. Pero hay una que destaca: el paso del tiempo. Cuando eres pequeño nunca te sobra ni te falta el tiempo, simplemente lo disfrutas y aprovechas. Cuando eres mayor siempre hay problemas con el tiempo. A veces te aburres demasiado y otras te falta tiempo para todo. Unas veces te preocupas porque no haces nada en tu tiempo libre y otras te preocupas porque apenas tienes tiempo libre. Hace unos cuantos años nunca me faltó ni me sobró tiempo, el tiempo iba justo. Hecho de menos, sobretodo, estirarme en la cama y no hacer nada. No pensar, no preocuparme... Simplemente nada. Aún a veces me tumbo en la cama intentando rememorar aquellos momentos, pero ya no es lo mismo. Siempre se siente que estás perdiendo el tiempo, cuando en aquellos años nunca hubiera imaginado que lo consideraría como algo totalmente beneficioso. Y dicho esto... Voy a tumbarme un rato.